¿Qué me cabe esperar?

domingo, 28 de agosto de 2011

Porque si no podemos ser otra cosa, ni vivir de otra forma... ¿acaso cabe esperar algo?
Ni si quiera Kant tenía muy clara la respuesta a esta pregunta. Él decía que no es lo mismo vivir con esperanza que sin ella. Yo, como filósofa aprendiz de pacotilla me lo salto a la ligera, y no sé qué pensar.
No hablo de encontrar un sentido, o algo por lo que merezca la pena vivir. Hablo de qué me cabe esperar. Del nacer, crecer, reproducirse y morir. O del 'El Señor es mi Pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar'. 
¿Qué me cabe esperar? A mí. Qué hay para mí en el futuro que yo pueda querer reclamar. 
Porque ahora lo veo todo diferente, comprendo por fin esas cosas que son las que los demás piensas que les cabe esperar de la vida. Incluso he llegado a desearlas, un poco. A encontrarlas apacibles y sencillas, unas decisiones acertadas para que el trascurrir de los años 
no conlleven excesivas preocupaciones o molestias. 
Pero la insidiosa vocecilla no se calla. No se conforma. Mi reloj biológico no logra ni por asomo tumbar a esa silenciosa voluntad que sabe lo que quiere, pero no lo comparte conmigo, muy a mi pesar.
Tengo ansias de rebuscar en ese cajón desastre lleno de trastos y enredijos y ver si en algún rincón esta esa vida que es la única que quiero esperar, me quepa, o no.