Carta de disculpas

domingo, 10 de julio de 2011

Lleva apeteciéndome escribir muchos días. Muchos días de inspiración, pero cruel destino, finalmente me pongo al blog hoy, que no tengo nada que decir, ni ganas. Como siempre pasa.
Supongo que estos dos últimos meses, entre exámenes, y otras redes sociales en las que me he volcado más (por ejemplo Tumblr, que se ha convertido en un buen reflejo de lo que soy yo), toda mi producción de blog se ha paralizado. Tampoco es que tenga nada importante/interesante que decir.
Pero sí que me hubiese gustado desahogar aquí todas las cosas que me inspiraron mis últimos días de clases, todas las reflexiones sobre los libros que he leído en el curso. También, escribir algún que otro agradecimiento a aquellos incombustibles de mi vida que siempre están ahí para darme aliento. Expresar de vez en cuando mis alegrías y tristezas, cómo me va en esto de vivir. O simplemente, ¡diarrea mental! Escribir lo que venga, por mucho que carezca de sentido.
Este blog nunca ha sido un diario, ni he pretendido que lo sea. Y me jode estar escribiendo esto que no es más que un recorte de diario. ¡Joder! Que a mí me gusta hablar de una sola cosa, por impreciso que a veces sea el tema, y aunque sean mil formas las que mezcle para expresarme.
Pero esta es mi carta de disculpas. A mi propio blog, por tenerle tanto tiempo abandonado.
Sabes que yo prometo, pero nunca cumplo, así que no te diré que a partir de ahora te trataré como te mereces. Sólo perdóname. Sé que puedes. Sabes que te necesito.

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