Ya no. Ya nadie escribe. Ya nadie dice nada.
No piensan, no hay pues nada que contar.
Ya no. Ya nadie escucha. Porque ya nadie dice nada.
Ya no. Ya nadie escucha. Porque ya nadie dice nada.
No escuchan, no hay pues nada en qué pensar.
Espero que me quede asilo en tí. Porque todos los demás hogares,
ya los he perdido.
Los bañé en gasolina, y los prendí de mi fuego.
Y así estoy ahora.
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